¿De qué se compone el cuerpo causal? De pensamiento, bueno, para hablar con un poco más de rigurosidad, podríamos decir que está compuesto de memorias. Habíamos hablado de forma muy rápida que memoria es simplemente información codificada.

El cuerpo causal tiene y es a su vez una semilla en vibración permanente. La vibración de tal semilla es la semilla misma y la semilla es pura vibración. Suena a cuántica y tal vez así sea, siento que es la forma más digerible de ponerlo así suene aún un poco complejo.
¿De qué te estoy hablando? ¿Hacia dónde voy a través de tanta letra?
A lo que rápidamente y muchas veces sin darnos cuenta hemos llamado yo. Aquí la magia hace presencia total y nos mantiene sumergidos en un sinfín de situaciones dolorosas y placenteras, la balanza ordinaria de quienes hemos llamado seres humanos.
¿Y esto qué tiene que ver con el cuerpo causal?
Veamos.
Resulta que esta semilla causal es un conjunto vibrante de memorias, un tejido que tiene y es en sí mismo toda la información de aquello que hemos vivido, imaginado, racionalizado, memorizado,..., también está el récord de lo que hemos sentido, así como también traemos la información de las generaciones ancestrales del linaje del que provenimos, el récord de nuestras raíces biológicas naturales y de la Tierra misma, por no decir que del universo; ni hablemos de la posibilidad de que allí también se encuentre toda la información de nuestras encarnaciones pasadas, si así fuere. Todo lo que hemos llamado conocimiento y/o información está allí tejido, vibrante, constante. Lo que nos diferencia como aparentes individu@s es la "organización" y los patrones de tal tejido, digamos que podría ser así como cuando diferenciamos los diferentes tejidos de costura, así todos estén confeccionados por hilos.

La magia está en que este tejido está vivo, bueno, no vivo porque haya nacido y ha de morir. Por vivo me refiero a que está allí, en movimiento constante, en dinámica, en un ciclo de retroalimentación constante. Puedes hacer el ejercicio de imaginarlo como un tejido en el que ningún hilo está "suelto", un tejido de incontables colores que, en su danza no afectada por la gravedad, destellea constantemente en luz. Es una dimensión que parece sacada de un viaje psicodélico. Es el tejido invisible detrás de todo y que a su vez es todo lo que hay.
Entonces, como este tejido tiene vida, se mueve, está en constante cambio. Dicho cambio se basa en su capacidad de aprendizaje. Por aprendizaje no refiero a la capacidad de almacenar mayor información, pues si el cuerpo causal está y es pura información, ¿qué es entonces el arte de aprender? En este caso podemos empezar por decir que es darle a la información el lugar que le corresponde, y ya ella danzará.
¿Cómo se hace este proceso de darle a la información el lugar que le corresponde?
¿Cuál es el lugar que le corresponde a la información?
¿Qué te dice tu auto exploración?
Si llegáramos al punto de observar que el arte de aprender se da únicamente a través de la observación pura-plena, es decir, sin observador.

¿Es esta una proposición posible?
No podría dar la respuesta, la respuesta solo brota en la observación. Y ya no será respuesta. Lo que sí puedo intentar es dilucidar un poco el tema, y ya verás tú a qué suena toda esta gran locura.
Entonces, vamos desenredando un poco la pita.
Cuando estamos aparentemente acumulando información, que es solo la activación de la información que ya poseemos, (justo Sócrates decía que ninguna información es nueva, pues lo que hacemos es simplemente recordar), generalmente lo hacemos acorde a nuestro interés, gusto, edad, situación, estado emocional, entorno, etc.; en este proceso estamos "reactivando" hilos que parecían estar escondidos en nuestro cuerpo causal.
Eso es claro, pero,
¿observar sin observador?
Aquí nos tocaría trabajarlo a través de la práctica, que cada quien se siente a hacer auto-exploración. Pues cualquier cosa que ahora estás leyendo puede ser y estar carente de sentido o tal vez pueda tenerlo, pero el ideal aquí no es la comunicación si no la búsqueda de tal observación.
Pero, vamos a hacer claridades que siento que siento necesarias. El observador.
Aquí la cosa se pone seria sin que se ponga seria.

Acorde a esta propuesta, nuestro cuerpo causal, esta semilla vibrante, es tan mágica que sufre un proceso aparente de fragmentación (asegúrate de leer la palabra aparente), ella en si misma se torna en un agente de observación que dice pensar, que dice saber, que dice entender, que dice tener gustos y disgustos, que dice seguir tradiciones o no, que dice tener la verdad y marcar a quienes no la tienen, que dice todo lo que le apetece y puede acorde a la información que es y también dice orgullosamente haber recopilado.
En la mayoría de los casos a ese le llamamos yo.
De esta manera el cuerpo causal queda como filtrado con un decodificador, y acorde a este decodificador auto generado, algo es y otra cosa no es, y lo que no es usualmente atenta contra la vida y debe ser atacado de alguna manera u otra.
Este yo, el codificador, es limitado a lo que "sabe", lucha por su verdad, es decir, por mantenerse, pues en el momento en que su verdad se ve amenazada, ¡es su vida la que está amenazada!
Ese señor ilusorio, que sabe tanto, se roba el show y rápidamente ese terminamos siendo-nos y sentimos serlo sin duda alguna. En un parpadeo nos identificamos con él (o con ella, como quiera decírsele, no importa) y es un viaje darnos cuenta de este fenómeno. Viaje que solo implica una cosa, tan fácil como sentarnos a observar.
Allí podríamos preguntarnos,
¿Podría ser que quien observa es un pensamiento que está encargado de ver pensamientos?

No se vale respuesta intelectiva y racional, se vale ir a la práctica para averiguarlo.
En este caso me refiero a un pensamiento formado, estructurado, que hasta pudiese ser rígido, así como lo son algunos cuerpos físicos.
Es un paquete de información encargado de ver más memorias, distribuirlas y reorganizarse constantemente. Es el resultado de una aparente fragmentación que ha sido forjada por el temor, por eso su base es el miedo. Decide, enjuicia, tiene la verdad.
Al ser una aparente fragmentación, entre más se haga el ejercicio de querer verlo, más se fragmentará en una aparente auto observación, llevándonos a caer en el bucle repetitivo, algo muy similar a la locura -cosa que puede leerse en un texto llamada "Yo es un extraño bucle" del científico cognitivo Hofstadter-. Un bucle de energía que se come a sí mismo y se desgasta. Una trampa psicológica. Un encierro. Una corrupción.
Si suponemos que eso es así, cosa que solo puede hacer cada quien en su intimidad si así lo desea, y si se comprueba que así es, vale preguntarse que, cuando nos movemos desde allí,
¿qué mundo puede brotar? ¿Qué vida puede vivirse?
Por esto el ejercicio es observar plenamente, el observador se funde en la observación.
No es difícil, la fragmentación es aparente, y ese observador es pura información danzando… es decir, es la observación.
¡Pura Magia! O así me gusta llamarlo.

Ahora si hablemos de observación. Observación Pura.
¿Observar sin observador? Si.
Como dice una de las voces que más admiro, la observación, no es para dilucidaciones de pensamiento o debates intensos. Hay que simplemente ir a investigar. Es una investigación intricada por su magia viva, la observación se tornará en observador y el observador quedará embebido en mundo bellísimo de fantasía y fenómeno, un mundo en el que él sabe mucho y le dará cátedra a unos cuantos sobre las verdades de ese mundo y atacará a otros que él califique como equivocados y diferentes. Como dicen varios filósofos y científicos cognitivos, mientras haya un observador, hay un mundo, hay una opinión, hay un juicio, hay un interés, hay una manipulación -inadvertida- de aquello que es observado.
Creo que por ahora es suficiente para masticar. Tal vez solo queda agregar que con el ejercicio de la observación plena (sé que suena a mindfulness, pero no me refiero a ello), es muy fácil hablar del amor, de la compasión y se vive desde un solo lugar, la Libertad, es decir del Discernimiento.
¿Sería un mundo diferente?
¡Ah! Antes que se me olvide, atrás nos quedó una pregunta, ¿cómo darle a la información el lugar que le corresponde? Haciendo el ejercicio de Observación Pura, allí la enseñanza tomará lugar y ya es otra historia.
Recuerda jamás tomar estas palabras como verdades absolutas, la idea es llevarlas a la práctica de la observación y allá que cada quien descubra lo que le corresponde descubrir. Ojalá estas palabras no queden solo al escrutinio intelectual, ese a veces hace mucho ruido, aunque a veces no.
Cuando regrese al ejercicio de la educación, me sueño con un Laboratorio de Observación Pura. Un Laboratorio de aprendizaje.
¡Gracias de nuevo por leerme!
Andrea, la voz de Amargi.
ps: lo que se propone aquí en Amargi no está afiliado a ningún dogma o pensamiento en particular.
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