¿Será igual con la iluminación?
Queremos ser masiv@s.
¿Tú no?

Ojalá que el número de seguidores en IG, en YouTube, en TikTok o en la plataforma que sea, aumente y aumente, que ojalá llegue a millones. Si mis publicaciones se vuelven virales, entonces es un éxito y amerita celebración.
Si mi cuenta tiene poc@s seguidores entonces no vale la pena, no es buena.
Si mis publicaciones las leen dos personas, entonces no fue una buena publicación, tengo que preguntar y conocer al público mejor para darles lo que ell@s necesitan y quieren leer.
¡Pues claro!
Porque así podré pedirles que se inscriban a mis clases, a mis consultas, que compren mis servicios, que lean mi blog.
Así sobreviviré y seré feliz.
O eso me dice la sociedad cada día en cada momento.
Además, ¡obvio! Me haré conocid@ y así me convertiré en una autoridad, lo que yo diga sí importará, los demás me escucharán y se darán cuenta que todo puede ser mejor o al menos diferente. Seré vist@, mi identidad ahora estará definida, ya no estaré sol@, tal vez ya no tenga más miedo. Tal vez todo esté solucionado.
Tal vez encuentre la seguridad que estoy buscando.
Si arranco y solo me leen/compran/escuchan un@s pocos, habré fracasado, no tiene sentido. Realmente no estoy bien, tod@s son mejores. Tendré que mejorarme. ¿Y si no lo logro?
¿Qué va a ser de mi?
Realmente solo puedo celebrar cuando vaya creciendo en ese ámbito y te celebraré a ti cuando vayas avanzando. Si no, mejor ni decir nada. ¡Qué verguenza! Es como cuando no lograba la nota necesaria para pasar la materia. Significa pérdida, castigo, fracaso, tristeza,... ¡lo peor! Por eso, ¡sí! La nota buena hay que obtenerla, pues de lo contrario... ¡todo mal!
Definitivamente tengo que encontrar la manera de ser vist@. Tengo que sacarme diez.
A quienes sacan 10 les ponen una medalla de honor.
¿Recuerdas?

Quiero más y mejor. Así sea en lo malo, o eso decían los que se llaman rebeldes y decían no estar de acuerdo con este sistema.
Quiero más y mejor. Es innegable.
Es que el éxito (felicidad) está determinado por tener más y más, mi medida es la comparación permanente, la competencia es perpetua, en todo sentido. O preguntémosle a la revista Forbes o The Economist con sus famosos rankings y mediciones.
Tod@s estamos en las mismas. ¿No? ¡Pues hay que sobrevivir! ¡Obvio!
Así todo suene medio equívoco, nada que hacer, hay que sobrevivir. Por eso no es sorpresa que la publicidad esté basada en dar el contenido "perfecto" y llamativo para que muchas personas den click por minuto a mi aviso. El lenguaje debe ser amigable, tengo que estar sonriente, verme bonit@, y realmente llamar la atención. Si no, simplemente no funciona. Tengo que gustarle a tod@s. ¿Yo? ¿Gustarle a tod@s?
Sí, eso se siente bien.
Es que además, si a mi clase solo asisten un par de personas, si me leen solo un par de personas, si tengo solo un par de consultas, hay alerta de fracaso. Tengo que mejorarme, tengo que superarme. Se vuelve una urgencia.
El objetivo es la masa. El objetivo es un dígito largo. Eso es todo.

¿Suena familiar?
No es crítica. Es una descripción de lo que observo, ahora siento que es más fácil de verlo a través de las plataformas digitales que están al alcance de casi todas las personas. Pero no es algo de ahora, si miramos hacia atrás, -el tema digital es relativamente nuevo-, veremos que queríamos ser populares en el colegio/universidad, "Yo quiero tener un millón de amigos", queríamos tener alcance a todo eso que veía en la televisión o a lo que tenían mis compañerit@s y yo no; o podría ser al contrario, que termina siendo lo mismo. Los dos extremos de un palo, siguen siendo el palo.
¿Por qué pasa esto?
Entre más, mejor.
Es uno de los preceptos con los cuales nos relacionamos con el mundo.
Mejor.
¿Qué significará mejor?
¿Que nos brinda mayor seguridad y estabilidad?
¿Es eso posible?
¿O es solo gratificación personal?
No es crítica ni ataque. Es deseo de observación atenta.
Me pareciera además que esta intensa búsqueda implacable e interminable de más y mejor, jamás acaba. Cada vez es más mordaz, atrapante y limitante. Duele mucho. Es una presión constante, parece que no hay final.
Es que además esa búsqueda implacable no es solo mía, es de cada ser humano de una manera o de otra. No puedo olvidar que soy la humanidad, solo que tengo nombre y apellido. Y si tod@s estamos en las mismas, ¡wow! ¿lo ves? Lucha y violencia es una realidad innegable. Envidia y celos, son uno de los patrones de comportamiento.
Así, no es noticia que del amor se hable en términos de negociación y reciprocidad. Proponiendo que es lo contrario a la envidia y los celos.
Cuando he sentido el desasosiego de esta presión constante, he buscado refugio en la religión o la espiritualidad, y sin darme cuenta, he terminado en la misma dinámica. He encontrado la mejor técnica, la más efectiva, la que tenga más o menos inscritos, la que sea de más calidad, la que dé más resultados. La que me solucione, tal vez a eso es a lo que much@s a veces hemos llamado la iluminación. Y al estar convencid@ de tener el camino para salir de la presión intensa que significa estar viv@ bajo estas condiciones, entonces voy a convencer a quienes conozco a que se unan a mi camino.
¿Qué sucede?
¿Cuál es el centro causal de todo este movimiento de ser?
Podemos frenar para observar, en nadie más, en mi. Allí está el Laboratorio de Observación. ¿Qué está sucediendo?
¿Cuál es la dinámica que genera este movimiento? Parece un motor que silenciosamente va operando y generando comportamientos y acciones que muchas veces considero míos y voluntarios.
Sí, el sistema social, económico, político, educativo actual es una explicitación de todo esto. Pero no siento que sea la explicación. Pues tal sistema brotó de la humanidad. No se hizo solo.
¿Por qué? ¿Qué está reflejando?

Antes de ir a atacar al sistema, que ciertamente es corrupto, podemos mirar la contradicción que habita en nosotr@s mism@s y que brota como indolencia frente a la crueldad que implica vivir de la forma en que estamos viviendo.
¿Qué estoy buscando realmente con mi actuar y mi desenvolvimiento en la sociedad?
Posiblemente la respuesta sea seguridad, lo que para much@s de nosotr@s también significa supervivencia.
Es decir, hay miedo.
Un miedo que está arraigado al pasado, a algún evento, a alguna enseñanza, a alguna experiencia. Porque el miedo presente, el que sucede ahora, genera inmediatez y se disuelve mientras se actúa. Pero hay algunos miedos que quedan grabados en la memoria, afectando el sistema nervioso, y todo concuerda para que vivamos atemorizad@s por los fantasmas del pasado y sus posibles consecuencias para el futuro.
Aquí, en este preciso momento, entonces no hay nadie, solo el juego constante entre el pasado y el futuro.
La solución que hemos propuesto a este estrés constante, es simplemente "más y mejor". Ojalá alcanzar las masas.
Es obvio, eso será asegurar nuestra vida.
¿Lo será?
Por ese medio suponemos llegar a la seguridad.
¿Puede el camino del miedo, generar en algún punto, seguridad? ¿Pueden los medios ser opuestos al fin, y aún así funcionar?
El miedo destruye. Taparlo, suprimirlo, hacer de cuenta que no está allí, no lo diluye. Lo nutre, lo cultiva, lo mantiene. Permanece asechando. Dejarlo brotar, observarlo, conocerlo y dejarlo consumirse en el mundo ideal en donde existe, es otra historia. No es imposible. Solo hay que comprenderlo. No me refiero a la comprensión intelectiva, me refiero a la comprensión que genera la observación neutra pero atentamente activa. Esa que no parpadea. Esa que es reveladora en un silencio profundo. Esa que es presencia pura. Esa que muestra y por eso consume.

El miedo es la base de la violencia.
El miedo es la base del abuso. El miedo nos empuja a buscar por más y mejor.
El miedo, ideal, genera el mundo que estamos viviendo.
El miedo genera guerras y revoluciones.
El miedo pudre la educación y la torna en la imposición de dogmas y verdades. El miedo nos hace actuar por premio o castigo.
El miedo es corrupción pura.
El miedo nos enceguece y así nos dormimos en el aparente conocimiento que nos promete una seguridad ideal.
El miedo nos lleva a mundos cargados de fantasías súper poderosas, nos promete el paraíso futuro y nos asegura que a través de la coerción lograremos la libertad al final del camino.
Mientras tanto, tenemos que llegar a las masas. Al menos a diez mil vistas. Así vamos proyectando nuestro crecimiento y el nivel de progreso.
¿Habrá otra manera?
¡Hay que acabar con el sistema! ¡Hay que hacer una reforma!
Pero cómo, si en realidad no conocemos la raíz de este fenómeno.
Podemos ir entre socialismos y capitalismos, entre ángeles y demonios, pero quién está proponiendo estos caminos resolutivos y por qué. ¿De dónde brotan estas flores?
Que la revolución sea interna, que la revolución sea el despertar de la observación atenta al mundo que somos, a la humanidad que vivimos y desde esa observación vivir desde ya la libertad que significa ser. Sin condiciones previas.
Luego tal vez no haya que llegar a las masas, tal vez no haya que cumplir con requerimientos para la libertad, luego el éxito es una palabra vacía, luego la comparación no tiene más sentido, luego mis acciones tal vez no tengan ese color interesado, luego el miedo no sea mi forma de vida si no la libertad.
No es un ideal, es una observación. El ideal termina siendo una expresión más del miedo. Un escape más.
Tal vez la revolución reactiva frente al estímulo presionante de la situación dolorosa que vivimos, sea lo mismo pero con otra cara. Pues la reacción, es como la palabra lo dice, una re-acción, no una acción libre y presente.
Encendamos la "observadera" presente, y encendamos una revolución. Revolución es vivir en Libertad en un mundo donde el modo de vida es coercitivo.
No es espiritualidad, es despertar a la realidad. Es reconocer el amor, más allá de los intentos definitorios de la palabra, más allá de las mistificaciones y los romanticismos. ¿Te unes al laboratorio de Observación?
Es un espacio en tu intimidad, en la mía, en la intimidad de la humanidad en donde solo se pretende una sola cosa, observar atentamente.
Amargi.
ps: la masa somos tú y yo, no nos perdamos más.
Justo y necesario. Gracias, gracias gracias!
Amargi, casi a diario me sorprende cómo tus reflexiones ponen en palabras aquellas revelaciones que se me van dando en mi día a día. Casi que pones en orden (más bien en flujo de pensamiento) lo que va apareciendo en mi sentir más profundo. ¡Y no sabes cuán agradecide vengo sintiéndome por ello! Sobre todo aquellos días en los que escucharse se siente como una tarea muy solitaria, o en los que el sistema me atrapa y me hace ruido..., leerte es un gran alivio. 💙 Gracias por compartir.