top of page
  • Instagram

Olvidarlo todo.

Writer: Andrea Motta, la voz de Amargi.Andrea Motta, la voz de Amargi.

Updated: May 19, 2023

Cuando me fui de Colombia lo único que "salvé" fue mi biblioteca. Tantos libros, los consideraba mi tesoro, ¡que nadie ni los mirara! Un poco más de dos años después, siento que al contrario de ser un tesoro, de alguna manera se habían tornado en una carga mucho más pesada que el peso de los cientos de hojas encuadernadas.



¿Qué pasó?


Como dice el chavo, sin querer queriendo, me he dado cuenta que cada una de esas palabras se convirtió en una respuesta a preguntas que muchas veces ni siquiera habían nacido en mi interior.

Esas palabras empezaron a colorear mi realidad, tanto así, que hoy puedo decir que la realidad dejó de ser sorprendente y reveladora, mucho menos mágica, pues cada una de las cosas que sucedían ya tenían un comentario, una respuesta, una razón de ser.


Eso lograron palabras coleccionadas de libros, de maestros, de profesores, del colegio, de la sociedad, de todos lados... menos de mí misma.

Bueno, sin saber, algunas cuantas cosas las había reflexionado haciendo uso de mi libertad individual, pero había sido por rebeldía y de forma reaccionaria, pues eso es prohibido en nuestro mundo actual.


¿Prohibido?


¡Sí! ¡Prohibido!


Pues cualquier pregunta que tenemos ha de ser resuelta por quienes sean que ocupen el lugar de la autoridad, por el colegio, por la universidad, por el libro, por la mamá, por el papá, por todo el mundo menos por mí misma.

Claro, hay casos técnicos y de oficio en los que es necesario que sea así por el mismo pragmatismo del funcionamiento de la vida.



Pero,

Tal es válido ¿sobre mi vida?,

¿sobre mi sentir?,

¿sobre mi?

Además de escuchar lo que otr@s tenían que decir, muchos libros también me informaron. Un día le hallaba la razón a un libro, otro día a otro, y así el almacenamiento en la memoria personal estaba coleccionando un montón de líneas y de palabras. Obvio, si alguien me preguntaba algo, casi que cualquier cosa, la respuesta estaba allí, lista para salir y dar una clase al respecto.


Pero, resulta que el trigo pintado en un cuadro no alimenta al infante que tiene hambre.

Resulta que nada de lo que nadie más me dijera me iba a mostrar-me a mí misma. Por el contrario, pareciera que de repente eso me generara vivir más y más en un mundo causal un tanto desvinculado del mundo físico, de lo que llamamos muchas veces la realidad.


Es que el mundo causal, o mental, no está ni tiene que estar separado del cuerpo físico, mucho menos del cuerpo sutil o lo que conocemos regularmente como las emociones y los sentimientos. Pero como dicen por allí, ¡pasa, pasa en la vida real! A mi me había pasado, aún llenándome la boca diciendo que no me pasaba.

Debo decir que hasta las películas que había visto hasta el momento estaban forjando y modelando mi "realidad", realidad que lejos estaba de la realidad.



Pues sí.


Estaba ausente para la realidad viviendo en un rico mundo de información, ni me atrevo a llamarle conocimiento, pues el conocimiento es vivido en cada segundo, no es imaginado o memorizado, no puede enseñarse, mucho menos aprenderse. Es como lo dice la línea del Jñana del Yoga, el conocimiento es carne, completamente experienciada.


Ahora, cuando apenas y estoy bajando de estos mundos ideales y llenos de palabras hasta intricadas y de conceptualizaciones complejas, siento que todo eso simplemente es un peso tan pesado que hasta daña la columna vertebral que sostiene el cuerpo físico que me permite estar aquí y ahora, viva.


He descubierto que, en vez de perderme en debates racionalistas intentando resolver cualquier enigma, por elegante que sea; el ir y simplemente observar el fenómeno me revela lo que jamás el ruido racional podría si quiera inferir, así como también he descubierto que las respuestas preparadas por un pensamiento voraz me enceguecían frente a la experiencia más sencilla.



Así, observando la enciclopedia que ha sido recolectada en el interior de la memoria cerebral (Sol conjunción Mercurio ♐️), por momentos pensé, "ojalá pudiera encender un fósforo y simplemente consumirla en las llamas del sagrado fuego", fuego que deja todo en cenizas sagradas que son el abono para una tierra fértil que solo es una cosa, presencia.

¡Imposible es hacerlo!

Tampoco en este preciso momento me interesa prender fuegos para quemar palabras que a la final están pegadas del viento y que en realidad nada tienen que ver conmigo.


Ha sido un regalo inmenso poder ver cómo cada sentencia de verdad a la que me he adherido, tal vez buscando protección, control, dominancia, posición, orgullo, ..., simplemente cubrió con un grueso velo la simple y sencilla experiencia de encarnar o vivir como un ser humano común y silvestre.

Uno que no necesita dominar ni conquistar nada a través de nada, mucho menos de la información.

Uno que simplemente vive, ni siquiera quiere o necesita vivir, si no que simplemente vive. En constante flujo.



Es como si estuviera vislumbrando un nuevo mundo por el ojillo de una gran puerta, eso si, todo parece muy distinto. Un nuevo mundo en el que el pensamiento no es el rector, si no el subsidiario del sentir, de la experiencia.

Un nuevo mundo en que el pensamiento es realmente pensado.

Más silencioso que bulloso, menos comandante y enjuiciante, más atento y comprensivo, anclado en el presente.

Tal vez no preocupado por la extinción, pero con la atención tan plena que simplemente siente en la observación que si hay existencia es porque hay extinción.


Varias tradiciones lo relatan, lo describen, lo llaman y además aclaman tener la verdad, verdad que parece perderse en tanta parafernalia que decora a lo que hemos llamado tradición.

Por varios años he estado en los predios del Sanatana Dharma o comúnmente relacionados con el famoso Yoga, y allí me he encontrado que la lucha por saber más lo que la tradición decía o no decía, el dilema entre lo correcto o lo incorrecto acorde a un Gurú, la práctica de una manera o de otra, o lo que sea que fuere, se tornó en el interés mayor, llegando a generar discusiones y cruzadas (que me saben a catolicismo), por sacar a l@s que conocen o desconocen a la tradición, a quienes respetan escrituras sagradas o no, y a quien como sea que sea, tiene o no tiene la razón. Dejando de lado lo que a mi parecer es la esencia, el sabor, la experiencia y el encuentro con lo que jamás se ha perdido, la realidad que Soy y que ahora a su vez experiencio sin darme cuenta.


¿Qué nos pasa?



Siento que una de las posibles causas es la información que cargamos a ciegas, ella es algo así como la joroba que cargaba y tanto adolecía Quasimodo.


¡Tantas verdades!

Tantas verdades que hacen que una simple e inofensiva soga, nosotr@s mism@s, parezca la más aterradora serpiente y que difícilmente nos acerquemos a al menos observarla desde la distancia.

Son como mandatos hipnóticos fantásticos que obviamos por su sutileza.

Solo nos falta ver, estar, y el reto más bello, aunque casi imposible, acallar tanto saber por el que nos mantenemos en una lucha constante.


Y debo decirlo, lo que me parece más curioso, es que sin darnos cuenta, eso que cargamos es lo que decimos que dijo alguien y cómo ese alguien sí tenía la razón. Así, fácilmente vamos repitiéndolo y tal vez hasta enseñándolo, como ha sido mi caso.

Así podemos llegar más lejos, hasta a iniciar una lucha violenta para que eso que yo sé, lo sepan y lo aprueben tod@s.

Justo por eso me he auto-comprometido en dedicarme, en lo posible de mi capacidad, a no repetir mil veces verdades y mucho menos tratar de convencer a alguien de lo que otr@ alguien haya dicho, ni siquiera de lo que yo misma diga que digo, ¡sino al contario!, me he comprometido conmigo a encontrar y revitalizar esa llama interior que al cuestionar y simplemente observar, puede responder-se, sentir-se.

Descubriendo la Libertad.



Como el niño, que va metiendo el dedito en lo que quiere conocer, y que con la compañía adecuada, conoce, y que con la no tan adecuada, es enseñado qué es evitando que él conozca por su propia cuenta.


Ya ahora adult@s la pregunta es,

¿Cómo permitir el conocimiento? ¿Cómo no ser arrastrad@s por el miedo y caer en la hiper racionalización de lo que solo hemos de sentir y simplemente vivir?

¿Cómo no ser capturad@s por el miedo y creernos el cuento de verdades absolutas, tradicionales o modernas, olvidándonos de nuestra propia capacidad de producción y discernimiento?


La respuesta creo que carece de retórica así como también siento que a cada quien le corresponderá su propia forma, si es que así lo desea y le interesa.


Sí, hiciste bien la inferencia, el miedo está directamente vinculado con la hiper racionalización y el deseo loco de encajar en tradiciones o movimientos sectarios de pensamiento.


Tal vez valga preguntarnos también ¿Qué es el miedo? ¿Cómo se siente?

¿De dónde proviene y por qué?


¿Nos hemos acercado a él o nos hemos dedicado a rechazarlo sin siquiera tocarlo?

¿Estamos huyendo del miedo a escondites aparentes de protección y seguridad basados en la verdad de algún alguien? ¿Por el mismo miedo al miedo?



Seguiremos conversando. ¡Gracias por leerme!

🔥🔥🔥

Comments


Únete a la comunidad AMARGI

© by Amargi.  Contact us andrea@amargi.co

bottom of page